Nuestra Misión

Periódicamente, elaboramos declaraciones que expresan nuestra misión para el contexto donde vivimos, y que ayudan a articular mejor “quiénes somos”:

 DECLARACIÓN DE MISIÓN (1990)     

Nosotras, dsc_0680las Religiosas del Sagrado Corazón de María, un Instituto apostólico internacional, somos llamadas a compartir en la misión generadora de vida de Jesucristo.

El desafío del Evangelio y el espíritu de fe y celo que marca a nuestros fundadores, Jean Gailhac y la Madre San Jean, y a nuestras hermanas fundadoras, nos impulsa a responder a las necesidades de nuestro tiempo y a trabajar con los demás de una forma efectiva para la justicia evangélica. Enviadas a promover vida y dignidad para todas nuestras hermanas y  hermanos, actualmente nos ponemos a nosotras mismas y ponemos nuestros recursos al servicio de aquellos que tengan más necesidad de justicia: facilitando a los fracasados, a los más necesitados, a los marginados y a los que no tienen voz la posibilidad de trabajar efectivamente para su propio desarrollo y liberación.

Somos llamadas a ser comunidad, a conocer y a celebrar el amor de Dios por nosotras y a hacer conocer ese amor a los demás. Al injertarnos más profundamente en las realidades de la iglesia y del mundo, usamos nuestros talentos individuales y corporativos  para trabajar, de manera creativa, en diversos ministerios para la promoción de la justicia.

María es nuestro modelo, procuremos estar abiertas al Espíritu, centrar nuestras vidas en Jesucristo, ser mujeres de oración y mujeres compasivas para dar un testimonio auténtico y alegre de los valores evangélicos donde quiera que estemos.

 

LLAMADAS A SER COMUNIDAD (1999): (extracto)

Las RSCM, llamadas a vivir en comunidad, centramos nuestra vida en Jesucristo… Buscamos a Dios en la oración personal y comunitaria y – juntas – escuchamos las mociones del Espíritu de Dios presente en la Palabra, en cada persona, en la comunidad, en la Iglesia y en el mundo…Afirmamos y celebramos los dones de cada una y acdsc_0517ogemos la riqueza de nuestra diversidad, manteniendo siempre viva la unidad y construyéndola.

Creemos en la interconexión de toda la creación y nos comprometemos a la interdependencia en comunidad, como Instituto, con todo el pueblo de Dios y con toda la Creación, para que todos tengan vida ahora y en el futuro. En solidaridad con los pobres, los que sufren y los excluidos, y asumiendo nuestro rol profético en la Iglesia y en el mundo, queremos vivir en comunidad con sencillez, actuar con justicia y utilizar y compartir nuestros recursos de forma responsable, oponiéndonos a las relaciones de injusticia presentes en nuestro mundo.

 

LA VISIÓN (CAPITULO GENERAL 2019):                                                                        mexicoministry131029

Somos llamadas a escuchar el latido del corazón de Jesucristo, a quien encontramos, personalmente y como comunidad, en todas las dimensiones de nuestra vida, y a ser mujeres de pasión y compasión, “en salida”, para anunciar la Buena Nueva.

Deseamos ardientemente vivir nuestro carisma con resiliencia en los tiempos críticos de nuestra Iglesia y del mundo de hoy, dondequiera que estemos, y por discernir nuestro camino a seguir, conscientes de los desafíos emergentes, de la realidad de nuestro Instituto y de la diversidad de culturas y dones.

Estamos dispuestas a arriesgar lo nuevo y lo desconocido. Conscientes de nuestra interconexión con toda la creación, proclamamos «la plenitud de la vida para todos» a través de la integridad de nuestras vidas, nuestras relaciones entre nosotras, con todos los pueblos y con nuestro planeta.

Queremos revelar la ternura de Dios al tratar de responder a los gritos de los que están en los márgenes y de la Tierra.

Colaboramos con otras mujeres de esperanza profética que proclaman que todos tienen un lugar en nuestra «casa común».