«¡Nuestro propósito es mayor! Las mujeres que dejan un legado comprenden la importancia de caminar juntas…» (Talitha Pereira)
Fue con esta inspiración de Talitha Pereira, autora del best-seller «Identidad, Superación, Liderazgo Femenino», que comencé a reflexionar sobre nuestro tema.
En sus palabras, nuestras Constituciones RSHM afirman que «estamos llamadas a Ser Comunidad». Y es en fidelidad a esta «consigna» que nos dejamos formar en la «dirección opuesta» a lo que a veces es la llamada más fuerte de nuestra naturaleza humana… el egocentrismo.
«SER COMUNIDAD» nunca será algo que se desarrolle naturalmente en nosotros, seres humanos que somos, desde el principio, egocéntricos, ¡marcados por esta tendencia de origen que llevamos dentro! Hablamos de esto como «pecado de origen»… y se convierte en la marca de nuestras elecciones… a menos que ELIJAMOS, paso a paso, aprender a hacer elecciones de manera coherente con lo que QUEREMOS SER…. CAMINAR JUNTOS… «SER COMUNIDAD».
Al contemplar la vida de nuestra Fundadora, me siento siempre animada por su docilidad, dejándose transformar… en un proceso de «metamorfosis» que tuvo lugar a lo largo de los caminos que ella vivió.
Podemos decir que entre Apollonia Pelissier, Apollonia Cure y nuestra querida Mère St Jean, ¡se produjo una verdadera TRANSFORMACIÓN! Y con ella «dejándose hacer de nuevo», aprendimos que «todo puede transformarse, reinventarse, resucitar para mejor y adquirir un nuevo potencial». Y así, de la amada esposa de Eugenio Cure, Dios forjó una Fundadora: ¡nuestra Mère St Jean!
En uno de sus escritos, el P. Gailhac hace una afirmación que puede iluminarnos en esta reflexión: «Dios no quiere hacer el bien por sí mismo, quiere nuestra cooperación» (GS/5/III/86ª. V.II, p.516). Esto nos lleva a asumir nuestra responsabilidad personal y colectiva en esta transformación deseada, sí, pero no siempre asumida, ¡en esta asociación que Dios espera de todos y cada uno de nosotros!
Mujeres caminando juntas… ser comunidad … significa siempre hacer esta opción en un proceso personal y colectivo, ¡en una apertura permanente a esta llamada que nos viene de Dios!
Fortalecidas por las palabras de nuestras Constituciones (§3), como RSHM, tenemos a María, Madre de Jesús y nuestra, como MODELO en este camino de vida:
«Siguiendo a Jesús, contemplamos a María, su primera discípula, la que más fielmente cooperó en la Obra de la Redención.
Por la receptividad profunda y activa de su fe, María fue capaz, con la fuerza del Espíritu, de decir SÍ a Dios, un SÍ incondicional, ante-lo imprevisible.
Es la totalidad de este don de sí misma lo que estamos llamados a imitar».
Ir. Rosa de Lima Pereira, RSCM