Grupo de Herancia y Espiritualidad
Valeria Erneio, RSCM
En este nuevo año litúrgico de Adviento, que es el tiempo de María, la Iglesia celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, patrona de Portugal, patrona de Mozambique y de las catedrales de Maputo, Inhambane y Chimoio. «Porque es en el Adviento donde la vemos en la relación más íntima con su Hijo, al que está unida por un vínculo estrecho e indisoluble» (LG53). El Señor vino a habitar entre nosotros a través de María, que supo responder positivamente a la invitación de Dios Creador a colaborar en la obra de la Redención. Así, en María Inmaculada se refleja el poder del Salvador que ha de venir.
Y nuestro Padre Gailhac, en su carta inconclusa escrita el 28 de diciembre de 1886, nos dice que «por la forma en que procedes debes ser la imagen de María unida en todo a Jesucristo en la gran Obra de la Redención. Una vez más, el Padre Gailhac, nos llama a un camino de fe y de celo, centrado en Jesucristo que da la vida hasta el último aliento.
La solemnidad de la Inmaculada Concepción se remonta al siglo XI, aunque en aquella época no estaba vinculada al Adviento. Sin embargo, anuncia y trae consigo el nuevo día que está a punto de amanecer en Navidad. Esta solemnidad nos lleva a exaltar la obra de la redención presentándonos a quien fue el primero en beneficiarse de sus frutos, convirtiéndose en la imagen, el modelo según el cual Dios quiere rehacer el rostro de la humanidad desfigurada por el pecado.
En «Un viaje en la fe y en el tiempo», volumen I, la hermana Rosa do Carmo señala que, en la Francia del siglo XIX, la preferencia por un nombre mariano estaba ligada al ambiente espiritual de la época, desarrollándose así la teología mariana según la concepción de Berulle, en la que María está en íntima conexión con Jesús, como el camino más accesible para llegar a Él. Este desarrollo teológico se considera de manera especial en la devoción a la Inmaculada Concepción y al Corazón de María. (Cf. p. 192).
Para terminar, hay que decir que en el Adviento la solemnidad de la Inmaculada Concepción constituye una hermosa preparación para la Navidad.
Feliz fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
